HISTORIA DE VÉLEZ DE BENAUDALLA II

La crisis económica y poblacional (I) en el siglo XVIII.

Con la llegada del siglo XVIII se constantan algunos vestigios de lo que será en el futuro una grave crisis que convulsionara esta pequeña villa. Al encontrarse la administración motrileña, de la que depende, volcada en sus propios problemas internos, deja un tamtp de lado el control y seguimiento de de Vélez de Benaudalla. Este control condicionará los siguientes años, donde se reconoce un descontrol y falta de cuidado en lo referente a nuestra municipalidad, que implaciéntemente se refleja en una situación generalizadade impagos entre los habitantes de la población. Dicha situaciín sale a la luz a la hora de abonar a Granada el montante de los diversos ingresos generados en el partido de Motril en 1.713. Así cuando el ayuntamiento de Vélez tiene que presentar las cuentas de este año, no le queda más remedio que expedir una certificación de su escribano, Andrés Pérez, como reconocimiento de dicha situación ante el requerimiento de determinados impuestos.

Paralelamente, este expediente generado por la contabilidad de la hacienda real nos da un dato curioso, la existencia de nuestro propio estanqueropara la venta de trabaco dentro de esta población, cuyo nombre era Joseph de Illescas, con un sueldo anual de 550 rteales de vellón que le abonaba el Administrador de Motril.

A esta situación, no obstante, se le dará pronta solución al sacar a subasta púbica la recaudación de los impuestos que generea nuestra villa, que ya en 1.713 es rematada por Antonio García, vecino de Motril que adelantando su recaudación, paga `` en precio de quatro mil reales de vellon pagados por el mes de Agosto de dicho año en las espezies de azucar´´.

Como en todos los pueblos, ciudades y demás vecindades de España, al mediar el siglo, en 1.753, se realiza un exhaustivo estudio de kas distintas posesiones de cada propietario, secular o eclesiástico, tiene dentro del término municipal.

Se observa así que la población ha encontrado cierta estabilidad y un equilibrio en lo que se refiere a su propia constitución, habiendo superado ya por completo los movimientos poblacionales negativos que fueron tan corrientes en siglos anteriores. Cierto es también que la pacificación de la tierra alpujarreña y la desaparición de los ataques piratas a nuestras costas mediterráneas, casi por completo, ha dado lugar a que los habitantes de estas tierras puedan confiarse y formalizar un tejido y estructura social más organizada.

Pero continuan encontrándose bastante aislada de las poblaciones cercanas y, aunque loas caminos de la herradura, gracias a los aarrieros de esta localidad, fueron un buen nexo de conexión con nuestros vecinos, la presencia implacable del río imprendía un dearrollo mayor de las transacciones de todo tipo. Se vuelve a reflejar en esta época la destrucción y ruida del puente que se construyó en el siglo anterior, por lo que hacen de nuevo acto de presencia los ``jornaleros badeadores´´ que serán los encargados de solucionar los problemas que genera la falta de un nexo de comunicación tan necesario como es un puente, sobretodo en un río que se describe como `` muy cudaloso y rápido por sus corrientes y avenidas´´. Por ello, esta corriento de agua quedará para el pueblo llano más como un obstáculo a lo largo de los siglos que como generador de progreso y desarrollo, al menos hasta nuestros días. 

A pesar de todo, si sumamos los buenos rendimientos que comienzan a observarse en nuestros campos y el importante papel que comienza a jugar la actividad agrícola ceralística sus procesos de transformación (harineros y panaderos), para el abastecimiento de otros pueblos de la comarca, podemos asegurar que estos hechos van a consolidar y ampliar vivamente las espectativas y el desarrolo local. Así, de los escasos 20 vecinos que contabilizábamos a medidados del siglo XVII, hemos pasado a 270 cabezas de familia, situándose tan sólo en 9 de estos vecinos en las alquerías y cortijos de nuestro término municipal. Esto es, en escasamente un siglo se ha murtiplicado la población por diez y con perspectivas de seguir aumentando. Igualmente se constata que aquellas escasas 35 viviendas que se repartierona  finales del siglo XVI, algunas de ellas incluso con desperfectos y necesidades de reabilitación, hemos pasado, en medio diglo, al importante volumen de doscientras treinta y nueve, habiendo además otras catorce en estado de ruina.

Dentro de lo que se supone la descripción de este paisaje urbano, donde podemos verificar el notable aumento y evolución positiva que tiene el núcleo poblacional en lo que se refiere a la construcción de viviendas, también es importante que sepamos los diversos servicios que ofrcís a su población, que eran:

- La taberna para la venta de vino y vinagre.

- Una tienda de semillas. 

- Una carnicería que abastecía a la población.

- Varias panaderías.

Incluso podemos destacar la existencia de una jabonería en las afueras del pueblo que surte de jabón a nuestra población y otras del contorno, elaborado por su dueño, José Peramos, en una caldera destinada a tal efectoaunque, por ser vecino de Motril, las obligaciones fiscales pasan a aquella población, por lo que únicamente revertirá en nuestra villa al cobertura de las demandas de sus ciudadanos, pero no los posibles ingresosfiscales que lógicamente generaba esta actividad industrial cuya producción es considerada básica para la vida cotidiana que se desarrolla.

Se observa, en esta primera lectura, la falta de algunos servicios que, como luego se verá, existían, aunque no disponían de un local público para desarrollar sus actividades. Eran particulares que declararán sus actividades como algo que realizan dentro de sus viviendas, o en locales o edificios alquilados, o en casa donde van a realizar dichos trabajos, de acuerdo con las necesidades propias de cada oficio. Decubrimos así todo el tejido social que articula la vida cotidiana: cirujano, barbero, escribano, carpintero, sastre, herrador, albañiles, eclesiásticos, harineros, jornaleros, pobres. Esta es la verdadera población que ha ido levantando con esfuerzo la posibilidad de que nuestro pueblo exista en la actualidad.

Esta presencia, ya mencionada, de ciertos oficios que parecen curir las necesidades de nuestra incipiente población(cirujano, barbero, escribano, sastre, carpintero, los tres oficiales de albañilería),junto con seis harineros, configuran un variado grupo de trabajadores del tramo relacionado con los servicios; destacándose paralelamentela labor del único ``albeitar herrador´´ que hay para una extensa ganadería arriera. No obstante, se carece de los servicios que ofrecen otras localidades con mayor entidad y población. Ejemplos de ello son: el cambista, predecesor de las actuales oficinas bancarias, o el artista, que no han llegado a nuestra villa. Sí conocemos, no obstante los sueldos que tenían estos trabajadores en casi todos los casos y que normalmente se agrupaban entre trabajadores a sueldo, contratados por un jornal diario, y el personal funcionario, comerciantes e industriales, a quienes se les computaban unos ingress anuales de 136.534 reales.

A través de un estudios sobre la situación de nuestra localidad podemos saber con toda seguridad cual era la situación de nuestra villa a mediados del siglo XVIII, sobre todo en un aspecto profesional y económico.

Se diferencia claramenteo como conclusión de lo anterior entre las personas que reciben un jornal por su trabajo diario, (nos encontramos con un total de 132 personas que desempeñandeterminado trabajos y oficiospor los que se reciben sus correspondientes jornales); y los que tienen su propio negocio. Destaca paralelamente la existencia de una pequeña estructura funcional para cubrir las nacesidades de esta población. Nos encontramos con un tercio de estos vecinos, noventa, que trabajan como  jornaleros, (20 de ellos se dedican también a bardear el río), consolidándose así este trabajo estacional de temporero, generalmente dedicado a trabajos del campo, como su principal actividad desarrollada por los vecinos de esta localidad.

Se subraya la existencia de un pequeño grupo de vecinos, diez, cuya situción económica es angustiosa y se califican como ``pobres de solemnidad´´, dado que no se les constata ningún tipo de ingresis, o tan infimos, que apenas les llega parasus subsistencia. Esta población, por desgracia, a medida que avance el siglo XVIII, irá en aumento, llegando a cuadrupicarse a comienzos del siglo XIX. 

Las actividades relacionadas con la iglesia quedan cubiertas por la dedicación de dos religiosos, un beneficiado y un cura, que se encargan de la misma, apoyando las actividades, (incluso influyendo sobre las autoridades) para que las necesidades de su parroquia quedasen cubiertas. Secundaban esta tarea el sacristán, que recibía a cambio  un sueldo anual de 1.100 reales; y cuatro ``hermandades´´( una de las cuales aún existe)  que, en mayor o menor medida, colaboran en los gastos y las limosnas en metálico o explotando gratuítamente algunos terrenos y propiedades agrarias; llegando incluso a alquilar una casa cediendo sus rentas a la iglesia. Destaca, a la vez, el hecho, un tranto extraño en localidades con este volumen poblacional, de la inexistencia de cualquier clase d convento o lugar de retiro de religiosos, sobre todo teniendo en cuentala importancia y magnitud que adquiere la presencia de las mencionadas hermandades en la vida de la villa.

Tampoco se encuentran grandes posesiones en manos de sus habitantes eclesiásticos, como ocurre en otros lugares de la zona, sino que se limitan a algunas pequeñas propiedades que en diversas ocasiones se encuentran incluso en manos de religiosos de otras localidades. La desproporción entre las propiedades de los vecinos eclesiásticos y seculares es tan grande que no cabe opción de realizar una crítica sobre la situación de privilegio, espacialmenteteniendo en cuentaque la Iglesia recaudaba por diezmos en aquel entonces 8.010 reales y 23 maravedís, con lo que había que cubrir los gastos de las trespersonas implicadas en estos menesteres y el mantenimiento de la iglesia.

Destaca, por la otra parte, la profunsión de ``hermandades´´, que en nuestra localidad alcanzan un número bastante importante, cuatro, siendo las más pudientes dos, (Hermandad de las Animas y Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario). Como antes se ha esbozado, los propios mayordomos de dichas hermandades se encargaban de labrar las tierras de cultivo cuya propiedad detentaba esta asociación religiosa, cuando era posible hacerlo, teniendo en cuenta que la casi totalidad eran de secano. Es más, la única propiedad urbana, situada a los pies del cerro del castillo, que poseía la segunda de ellas.

En lo que se refiere a temas ganaderos, predomina con diferencia el ganado caprino, del que existen diez propietarios entrelos que acaparan cerca del 90% del censo. A la par que se observa la amplia implantación de esta ganadería caprina, nos encontramos que el ovino es prácticamente inexistente. Junto a ellos se genera una extendida explotación de asnos y bulas, con objeto de cubrir las necesidades que origina el constante tráfico arriero del que ya hemos hablado; aunque esas mismas necesidades en gran número de familias hace que la prioridad de estos animales se encuentre muy repartida entre todos los vecinos, considerándose una explotación de tipo familia. (No hay que desdeñar su utilización, muy frecuente, para labores del campo). A una situación similar nos enfretamos al hablar de ganadería de vacuno y cerdo, donde también se puede dibujar un mapa muy desperdigado entre multitud de familias que los tienen como sustento particular, además de usar el ganado bovino para labores agrícolas.

Por otra parte, al considerar el hocho del paisaje agrícola existente, éste es muy variado y, aunque predominan los productos típicos del secano: Cerales (trigo y cebada), almendras y aceitunas, e incluso vides;también podemos disfruta de la oferta que nos presenta el maíz, los morales y moreras y algunos árboles frutales de  diverso tipo (desde cítricos, hasta albaricoques, granados, higueras, etc).

Es obligado mencionar el panorama que nos ofrecen, una vez más, los grandes generadores de la riqueza local: los molinos. Su número se eleva hasta 10, diversificándose entre los dedicados a la harina, al papel y al aceite. En una villa que carece de otras explotaciones, la situación que presentan en esta época es básica para la futura evolución de nuestra tierra donde, la presencia y la actividad de cinco molinos harineros que estan en uso, cubren las necesidades fundamentales que se generan en toda la zona para la transfromación de los cereales producidos y que permite el trabjo de un amplio número de panaderosy arrieros que surten a la comarca. A ellos se les suman los dos molinos dedicados a la elaboración de papel ``de pasta de espargates viejosel papel grueso para enpapelar los pilones de azucar producto de las cañas dulces de la costa´´. con lo que se surtirán los trapiches e ingeniosde nuestros vecinos, Motrily Salobreña. Igual se dará con los molinos dedicados a la extracción del aceite fruto de la cosecha de los numerosos olivos de los contornos. 

No es extraño que en esta localidad, como en cualquier otra de la que hablemos, nos encontremos con problemas de corrupción a niveles del poder local imperante en cada momento, según el talante de la parcela que ostenta el poder, dado que normalmente el poseer cierta parcela producido interpretaciones de diverso tipo y aprovechamientos personales de los gobernantes. Por ello, situaciones como las que referimos a continuación son habituales en lo que se refiere al beneficio que una autoridad saca en determinados casos:

En pleno siglo XVIII, un par de años después del importante control que debía haber sido el Catastr del Marqués de la Ensenada y situandonos en el año 1.754. un numeroso grupo de vecinos , que tenían a su cargo el abasto de distintos productos dentro del municipio, entra en conflicto con el Gobernador de la localidad por aquel entonces,ante el amiguismo manifesto que se observó en una inspeccióm de pesos y medidas por los distintos establecimientos del lugar. Este enfrentamiento nace por el ``olvido´´durante esta inspección de pasar por el molino de un amigo de dicha autoridad, D. Antonio Ruiz., imponiendo paralelamente diversas multas a los restantes comerciantes, entre los 20 y 40 ducados.

Este hecho tiene dos lecturas distintas:

a.) Por un lado la realidad contrastada en la inspección, donde ciertamente se encontraron diversas deficiencias y faltas en los pesos y medidas, por lo que puede ser correcta la penalización que se impone por la autoridad correspondiente y ante lo que no existe justificación ni excusa posible.

b.) Por otro, la clara parcialidad con la que actúa el Gobernador de Vélez al ``hacer la vista gorda´´ saltándose eel establecimiento de un amigo a la hora de realiza la inspección general de todos los que se encuentran en dicha villa.

Tanto una acción como otra se vana  seguir produciendo en otras inspecciones sucesivas, donde siempre aparecerá junto a la falta o irregularidad en el calibre de las prensas, (lo que significará una continua falta de peso para los clientes), el favoritismo por parte del inspector. Esta situación no solo se dará en Velez, sino que son continuos los juicios y quejas por las irregularidades y abusos que los comerciantes de distintos pueblos del contorno realizan a la hora de pensar en sus géneros, incluso en el mismo Motril, la cabeza de partido, donde las inspecciones eran más frecuentes, es práctca habitual que, si es bien perseguida, deja lugar a la sospecha cerca de la incapacidad y la convenencia de unos y otros.

Como punto de partida para analizar lo que será una época de prosperidad y mejora para este pueblo, nada mejor que un edificio que aún se conserva: la iglesia; que, si bien presenta en la actualidad una planta levantada a finales del siglo XVIII, ha generado por ello una documentación que deja constancia de otro edificio construido en el siglo XVI como elemento religioso relevante de la zona a partir de los elementos mudéjares. Su construcción a lo largo de casi diez siglos marca en esta localidad una división historica, más por los períodos que separa que por hechos concretos que ocurran. No nos vamso a estender más en esta referencia sobre uno de los edificios más emblematicos de nuestra tierra, ya que será posteriormente estudiada al ahacer el recorrido por algunos edificios que son los ejemplos vivos de nuestro pasado.

Aunque este hecho de prosperidad y mejoras no significa que los problemas de nuestro vecinos con la Real Hacienda hayan terminado, muy al contrario, únicamente se han diversificado. Nuestros paisanos se obstinan en no abonar las rentas pertinentes en determinados casos. Así, en 1.763 le llega a nuestro secretario, Andrés Montero, el requerimiento del gobernador de Motril, el famoso Joseph de Trell, para que en un plazo de 48 horas se personen los regidores de Vélez, por aquel entonces, Pedro Pedrosa, Miguel Gómez y Baltasar Padial, con objeto de que den cuentas sobre la deuda que presenta la villa sobre los impuestos que gravan el aguardiente y que asciende a la quinta parte del total de las deudas acumuladas por el partido de Motril (7.145 rs.), una cantidad considerable con respecto a la población que poseía Vélez en relación con el conjunto comarcal. Esta deuda se eleva a 1.462 reales y 28 maravedies, siendo Vélez de Benaudalla, con diferencia, el mayor deudor de todos los pueblos del partido de Motril.

Una situación similar se le presenta al escribano Francisco García, que al interpelar a Mateo García, vecino y panadero de esta villa de Vélez y otros panaderos de el lugar, que abonen los débitos que se les han acumulado por el impago de los cuatro cuartosque les exigen de contribución en cadacarga de pan que llevan a Motril para su venta, tiene que llegar a amenazarles con la cárcel para que por fin se hiciesen responsables de sus deudas con la Hacienda Pública. Aunque finalmente se tendrán que resolver estas situaciones ante la Real Chancillería de Granada, ya que ql año siguiente, 1.768, se volverá a plantear esta situación de débito por parte de los mismos panaderos: Entre el 25 de  Julio y el 31 de Diciembre nos encontramos con la falta de unos ingresos del arrendador de estos impuestos por el total de 1.406 reales y 20 maravedís, dinero no ingresado por los acusados de un total de 2.989 cargas menores de pan.

Desde el último tercio del siglo XVIII y hasta medidado el siglo XIX Vélez toma la relevancia entre los pueblos se su contorno controlando la producción harinera/panificadora de buena parte de los mismos, dejando de manifiesto igualmente su buena localización como nudo de comunicaciones, lo que anteriormente no se había tenido muy en cuenta, primando otros recorridos alternativos que olvidaban un tanto estas tierras. Esta producción generará paralelamente um amplio movimiento en dicho sector por parte de nuestros vecinos que, además de los beneficios que obtienen de esta actividad panificadora, pujan por mantener el mayor número posible de molinos abiertos, generando para esta villa una cuantiosa fuenta de ingresos, tanto para los trabajadores, como para los dueños de los mencionados molinos que los alquilaban.

Igualmente se mantiene, aunque de manera un tanto tediosa, la actividad minera en las estribaciones de la Sierra de Lújar, consolidándose como la actividad de las fábricas de fundición de plomo, tanto como la de ``El Rey´´ como la de  ``El Llano de los Pozos´´, aunque se mantiene la centralización de su almacenaje en Motril, a veces es requerida la aportación del mineral de otras zonas por la falta puntual de plomo en estas explotaciones en determinadas ocasiones. Este hecho obligaba a llevar un control exaustivo de este apreciado metal, a la vez que generaba un buen número de ingresos para la hacenda pública que, para asegurarse el cobro de los impuestos correspondientes de las barras fundidas en dicha fábrica obligaban a los encargadosde este transporte el pago por adelantado de los mismos al comienzo de cada año, así como llevar una guía donde se reflejasen todas las partidas transportadas, confiscándose las que se encontrasen sin la coberturade esta documentación emitida por el ``fiel´´ de la fábrica de donde procedían. Este abono previo de los impuestos ocasionaba, a veces, la paradoja de tener los transportistas que hipotecarse para hacer frente a las costas de todo un año fiscal, como les ocurrió a Antonio de la Hoz y María de Vega, vecinos de Vélez de Benaudalla, que en 1.776, tuvieron que recurrir a hipotecar un terreno de 18 marjales que poseían como único bien.

Se generaban así un continuo movimiento comercial entre estas fundaciones y Motril, bastante difícil de complimentar por la dificultad que entrañaba el estado de sendas y caminos que existían, ya que ni tan siquiera son declarados como caminos provinviales, a Granada, Almería y Málaga, estaban en condiciones, así que podemos imaginarnos como andaban las demás.

Para tratar de rectificar esta realidad y problema acuciante, se debe recordar un proyecto incluso que se encuentra entre la documentación del Gobernador Político Militar de Motril y Vélez de Benaudallade finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, don Jaime Moreno. Con objeto de potenciar el puerto de Calahonda, para el fomento de la economía comarcal y, por consiguiente, la agricultura y la minería, con lo que se enriquecerían las poblaciones del partido, propone abrir una carretera por los vados del río Guadalfeo, levantando un puente en Vélez de Benaudalla y cuando el puente soportase alguna crecida se abriría un camino por la Gorgoracha hasta el puente de Vélez. A partir de ahí se continuaría el camino por la Corona hasta el valle de Lecrín.

Como forma de costear la obra, sin excesivos gravámenes al Erario Público, se impone a todos los pueblos por donde pasa esta carretera una contribución correspondienteal jornal de doce peonadas por vecino. Así se calculaba que entre todos los pueblos y cuidades habría 30.000 vecinos, recaudandose un total de 2.100.000 reales, cantidad suficiente para esta obra. Pero teniendo en cuenta el poder adquisitivo de muchos vecinos, se hacía una distribución según los ingresos de cada persona:

- Ricos: 16 peonadas.

- Clases medias: 12 peonadas.

- Pobres: 8 peonadas.

Estos últimos podían, incluso, pagar su contribución en trabajo. Pero este proyecto no llegó a realizarse al trasladarse esta autoridad local a Málaga, por lo que tardaría 50 años, en tiempos de Isabel II, en construirse este nuevo trazado.

Si esta planificación tan ambiciosa se quedó sobre el papel, con lo cual algo que podía haber sido un futuro prometedor para Vélez por la modernización de sus comunicaciones provinciales entre la capital y la costa granadina, se diluyó con la misma rapidez con la que apareció, no menos cierto es que la existencia de las dos Sociedades Económicas implantadasen la comarca desde 1.786, una en Motril y otra en Almuñecar, no supone ninguna mejora en nuestra localidad, ya que, a pesar de pertenecer Vélez a la municipalidad de Motril, dicha Sociedad está más preocupada del empobreciomiento y escaso desarrollo de su villa antes que de otras con dimensiones más reducidas; aunque cabe destacar que tampoco sus actuaciones fueron útiles para sus respectivas localidades. Es más se debe señalar como curiosidad y clara contradicción, por el propio rendimiento y explotación que en Vélez se hace la morera, el premio que se ofrece por parte de esta Sociedad Económica de Motril, con objeto de potenciar el cultivo de la morera y al que, curiosamente, no pueden acudir los vecinos de Vélez a pesar de depender nuestra municipalidad de la suya.

Esta relativamente tranquila vida cotidiana no se verá alterada salvo por pequeños hechos relacionados con el estamento administrativo y político que detentaba el poder, dentro de los cánones impuestos por el cabildo Motrileño.

Ejemplo de ello sera el cambio forzoso que tiene que realizar la municipalidad de Motril sobre el Gobernador de la Villa de Vélezm cuyos nombramientos eran por sorteo anual, como ya se ha mencionado anteriormente. Por esta situación administrativa y dada la insistencia de D. Ramón Antonio de Campos Campoy, por mantenerse en el puesto, ante los numerosos interese financieros que le unían a nuestra villa,a  pesar de haber concluido ya su mando.

Para evitar estos problemas, ante las continuas presiones que ejercen los gobernadores nombrados por Motril, (que en numerosas ocasiones se intercambian sus nombramientos para continuar en el cargo), y con el objeto de que su influencia sea menor, se había instaurado desde dos decenios atrás un sistema por medio del cual se elegía en votación, por parte de los propios vecinos, al alcalde y los regidores que coparticipaban en el gobierno local junto con el representante del Ayuntamiento, a quien tenían que dar cuentas. Dado lo interesante de la situación y el cambio cualitativo que supone, al menos en la forma de su elección, vamos a resumir las actuaciones que aparecen en el Libro de Actas Capitulares de Ayuntamiento de Motril, nº83, con fecha de 31 de Diciembre de 1.772:

1º) Se informa al Concejo de Motril sobre el proceso que se ha llevado a cabo, el 20 de Diciembre pasado, en la vecindad de Vélez de Benaudalla para elegir al alcalde y regidores para su Concejo del próximo año.

2º) El Concejo de Motril, dentro del sorteo anual de cargos que celebra al finalizar cada año, para el siguiente reconoce que al extraer la bola que tiene la ``vara de gobernador de Vélez´´, ha recaído en D. Antonio Ruiz, dándose cuenta del sorteo de todas las comisiones y empleos.

Este hecho que se presenta como algo novedoso, no sirve, a la larga para evitar las presiones de los distintos estamentos y los intereses particulares, ya que el gobernador que ha salido por sorteo tiene numerosos interese en la villa, según se acoge en Actas de Sesiones posterioresy,... el elegido popularmente como alcalde es administrador y arrendador de uno de los cuatro molinos harineros que funcionaban en aquel año y llevaba el abasto de la carne dentro del pueblo: Todo un acopio de cargos.

 

Publicado en Vélez de Benaudalla el 21 Ene 2015