Historia de Vélez de Benaudalla IV

El siglo XX.

Los albores de este nuevo siglo nos ofrecen un cambio obligado de hábitos y conductas, más que de mentalida en las gentes, debido a los pasos de gigantaque va dando la humanidad, día a día. Por ese motivo, con la mejora de las comunicaciones entre los pueblos, se puede afirmar que los mismos ven abiertas las fronteras naturales y tradicionales, a pesar de los accidentes geográficos de su entorno que durante tantos siglos les han impedido un acercamiento y mayor contacto. Este hecho hará que nuestra sociedad vaya evolucionando y adquiriendo, en beneficio propio, un mayor grado de desarrollo. Esta mejora de caminos y carreteras comienza a generar un amplio tráfico de toda clase de vehículos que comienza a despertar en Vélez de Benaudalla esde espíritu de localidad de paso y atención al viajero por la que será reconocida durante tantos años.

En el desarrolo de estas actividades se centra, entre la finalización del siglo XIX y los primeros años del siglo XX el servicio de las comunicaciones del cual dependía el transporte de viajeros y mercancías. A comienzos de este siglo lo llevaban conjuntamente dos empresas de diligencias: La Motrileña y La Constancia, encontrándose Vélez de Benaudalla como una de las paradas en que se cambiaban los tiros de caballos a lo largo de las ruta marcada entre Granada y Motril. 

Este complicado recorrido, que duraba la friolera de ocho horas entre los dos extremos del mismo, venía a realizarse en verano a partir de las ocho de la noche, teniendo que adelantarse a la mañana durante el invierno para poder realizarse un viaje en condiciones. Su precio en berlina, asiento de lujo por aquel entonces, costaba a ocho pesetas, toda una fortuna para los sueldos de la época. Debemos destacar las penosas condiciones eb que los viajeros realizaban sus desplazamientos, debiéndose apear de la diligencia, empujarla o, sencillamente, caminar tras ella, en determinados puntos del trayecto, cuyo estado impedía que el vehículo portase cualquier exceso de carga.

Por supuesto como en toda empresa de transportes ``que se precie´´, existían determinados conductores, denominados mayorales en este caso, que tenían mayor pericia y fama renombrada, dentro de cada compañía. Aquí nos encontramos con la rivalidad existente dentre dos renombrados profesionales: Cabrera y Pineda. Las salidas de cada estación de posta eran famosas y se agrupaban los vecinos a la espera de los acontecimientos que se sucedían en esta rivalidad tan peculiar.

Pocos años después, en 1.911, se inician las obras del Puerto de Motril, que aún no se han terminado en 1.931, veinte años después, ero que empezarán a generar un aumento considerable de tráfico y del comercio en la zona. Este hecho dará puestos de trabajo a un buen número de vecinos de Vélez.

Esta actividad que había que buscar fuera de una tierra escasa de labor daba lugar a las diferencas de clase propias de la época que, sin duda marcaron toda una generación por la situación en que se encontraron falta de trabajo, y consiguientemente, de comida.

El inicio del siglo XX se observa bastante negativo para esta sociedad agraria marcada por el descenso de la producción de las tierras de secano principalmente en lo que se refiere a los ceriales como elemento generador de riqueza a lo largo del siglo anterior. Paralelamente el aumento del paro y la miseria por la falta de trabajo ante los avances que se suceden en la agricltura, son otros elementos gravosos para ella. No obstante, aparece un nuevo impulso que genera unas perspectivasmuy halagüeñas para el crecimiento y el futuro de su tierra y sus gentes: La explotación de las minas de plomo.

Se construye una sociedad anónima que pretende recuperar las antiguas explotaciones de plomo que se extienden desde Orgiva hasta Lújar a lo largo del término municipal de Vélez. En un terreno abrupto, bastante fisurado y con fuertes desniveles, los intereses empresariales se centran en los criaderos de galena desarrollados entre la estructura de estas clizas triásicas que descansan sobre margas y pizarras. La pretensión básica de los mismos era aprovechar la coyuntura mundial en la que ``se nota la tendencia a mejorar la cotización del plomo cuya demanda perturbada por los grandes transtornos mundiales, empieza a aumentar´´. Todo ello desde un punto de vista económico, procurando evitar las inversiones e instalaciones muy costosas, tanto en lo que se refiere a la investigación previa como maquinaria.

Las 700 ha. que ocupaban, casi la décima parte del término municipal, parece que no fue suficiente y tras un ligero período de expansión y buenos resultados, así como sucesivos desastres a nivel nacional, que incidieron, a su manera en estas tierras, se fueron cerrando minas hasta desaparecer en la década de los 40. Se mantuvo por parte de algunos habitantes de la población sobre todo pasada la querra civil, lo que se conoce como el ``macuqueo´´: Ir hasta las minas para extraer el mineral que se vendía ilegamente. 

En la actualidad estas minas se encuentran abandonadas y sin perspectivas de apertura por parte de sus dueños, la empresa Peñarroya, al no ser rentable su explotación hasta la presente.

Esta sociedad de principios del siglo XX, eminentemente agraria a pesar de sus explotaciones mineras, tiene las mismas características inherentes a la época en lo que se refiere a un rígida estructura social y política, con un dominio consiguiente de los dueños de la tierra como detentadores de la única posibilidad de trabajo que existe: el cultivo del suelo. Se puede destacar que casi la cuarta parte de sus tierras, 1.945 ha. de un todal de 7.944 ha, se reparte entre dos fincas; aunque el conjunto de las propiedades y fincas se encuentra en sus 3/4 partes bastante parcelado, los dueños de las mismas no son tan numerosos como cabría esperar.

Las principales dedicaciones son la recogida de la almendra y la aceituna, significándose la primera por sus beneficios, aunque los mismos dependen, por completo, de las oscilaciones internacionales de la moneda inglesa, al pagarse dicho fruto en libras esterlinas; y aunque en oreos aspectos perjudicara a nuestra economía, en este caso, se consideraba como un beneficio palpable. Se habla, por aquel entonces de unos precios entre 70 y 75 pesetas por arroba.

Se mantiene por ello el temor de siempre, que el intermediario de lleve la parte del león, sea español o inglés, dejando a los agricultores con las migajas. Clara muestra de ello se contata por la existencia de una importante unión entre los compradores y una total desunión entre los labradores, lo que hace que cada uno venda como pueda, de lo que se beneficia el intermediario.

Dentro de este modelo social agrario destaca, significativamente, el mantenimiento de los jurados mixtos, en teoría, discernían imparcialmente los problemas existentes entre los propietarios de la tierra, agricultores y peones, en lo que se refiere a regularización de contratos de arrendamiento, de compra- venta y trabajo; aunque en realidad se orientaban más por sus decisiones hacia la protección de los frandes propiettarios de la tierra, en detrimiento de los pequeños propietarios y lso arrendadores de las mismas, ya que siempre tenía la última palabra el ministerio, por lo cual este moderlo de justicia social siempre quedaba al albur del poder establecido que, indudablemente, respaldaba las actuaciones de las personas más pudientes, como representantes del poder establecido. Además, la interposición de recursos, simplemente, y no hablemos ya de adjudicaciones más extensas, suponían un desembolseo para estos labradores imposible de realizar, situación que supone un nuevo obstáculo para la defensa de sus derechos.

No será hasta la llegada de la República cuando se conseguirá una mejora sustancial en la situación general de los labradores, que se verá potenciada por otra parte, a través de las acciones del nuevo gobierno que de manera general decreta ka forma de los actos judiciales, para que las deudas de lso campseinos que siguen un procedimientojudicial sólo se exigia el pago de la deuda, las costas siemples y las dietas al ejecutor, sin mayores cargas que, a fin de cuentas, era lo que realmente impedía al pequeño labrador o arrendatario, litigar con los grandes propietarios.

Así, resumiendo un poco los aspectos principales sobre los que se desarrollaban los trabajos agrícolas y la legislación imperante con la entrada de este período republicano caben señalar algunos datos significativos que se dan en nuestra provincia, ha excepción de las Alpujarras; y que frecuentemente eran olvidados. 

Los pagos dependían más del dueño de las tierras que, ante la escasez de la oferta de trabajo reinante en aquellos años y la consecuente necesidad de trabajar en una época que contaba con un elevado nivel de paro agrario.

Se detectan, por lo consiguiente, los habituales métodos caciquiles, tanto en lo que se refiere a abusos sobre los peones agrícolas, como a las presiones ejercidas sobre los distintos órganos de representación popular que, por supuesto, estaban en manos de representantes fieles a esos mismos criterios. 

Es por ello que los resultados electorales que se producían eran reflejo de esta situación, donde la decisión popular era cohartada, y sino alterada, para que este orden establecido no se alterase.

Estaba a la orden del día la compra directa de los votos de los vecinos, bien en metalico, bien en especies, corriendo ese día bastante vino de manera gratuita.

Incluso si era necesario, a través de elementos armados, se coaccionaba a la gente y se impedía su acceso a los colegios electorales para que no puediesen emitir su voto.

Este mismo caso sucedía con las personas que inspeccionaban la limpieza de dichas elecciones que, si no coincidían con los deseos expresados, sencillamente eran retenidas o devueltas a sus lugares de procedencia sin poder realizar dicha inspección.

A pesar de esta precauciones de las clases dominantes y en el caso de no haberse podido alcanzar este propósito, no era extraño que se variase el resultado de las urnas una vez cerrado el colegio electoral, sencillamente realizando un acta que no reflejaba la voluntad popular expresada através de los votos; y sí, en cambio, el deseo de las personas que dominaban la localidad por la concentración de riqeza que poseían y el trabajo que daban a los restantes vecinos. En este caso, podían influir dos razones didstintas que obligaban a falsificar las correspondientes actas electorares:

- La presicón, más o menos, directa, o la compra de miembros de la mesa electoral.

- La participación en dichas mesas de personas delegadas o representativas de estas clases sociales más pudientes que, debido a su educación tenían unos conocimientos mínimos de lecto-escritura que difícilmente podían alcanzar la mayoría de los miembros de las clases sociales menos privilegiadas.

Estas situaciones, normales en los períodos electorales en nuestro país, también ocurren en nuestra localidad, donde como en casi todas, existe una notable diferencia entra la opinión de las gentes y el resultado de las mesas electorales que se observa.

Con la noticia de las proclamación de la República Española y tras su reconocimiento por parte de los habitantes de Vélez se organiza la consabiadad manifestación, como en la mayoría de los pueblos andaluces, vitoreando y festejando la nueva situación política, incluyendo cohetes, palmas reales, banderas, etc., como si se tratase de un festejo localcualquiera. La realidad es que no se preodujeron hechos relevantes que alterasen considerablemente la vida cotidiana, salvo, como se dice actualmente, la normalidad de una jornada electoral, la cual gana: La Democracia Rural Republicana . Los sintomás que aparecen son los más concretos de ``pucherazo´´.

Un panorama completamente distinto aparece escasamente dos meses después, en ``El Faro´´, de 3 de Junio de 1.931 donde se aparecen ganando con diferencia los socialistas sobre la fuerza política contraria en ese momento: la Democracia Rural Republicana.

En este período, y con una tradición que viene desde principios de siglo, los mozos de nuestro pueblo, que si bien en el siglo pasado se disponían a cumplir lo llamamientos militares, en estas fechas se van descartand, cada vez con mayor intensidad según se constata a través de las comunicaciones oficiales, como personas con paradero ignorado.

El período republicano no marca grandes enfrentamientos entre los vecinos de la lcoalidad, aunque será con el lamentable período de nuestra Guerra Civil, cuando se reproducirán los hechos más tristes, sobre todo si se tiene en cuenta que a Vélez le tocó vivir junto a un frente, con el consiguiente sufrimiento para sus habitantes.

Todo esto no supondrá la paralización de la vida social y comunitaria.

Por otra parte, si observamos las comunicaciones que enlazaban un municipio como el nuestro, que rozaba la nada envidiable cifra de 4.000 almas, con su entorno próximo, nos encontramos con un panorama desolador ya que, salvo la conexión que existía por la carretera,entre los pueblos eran muy deficientes, al encontrarse practicamente abandonadas, simplemente eran ``caminos de herradura´´, incapaces de soportar un medio adecuado de comunicación. Así el acceso hacia Lagos, por un lado y hacia los Güájares, por otro, al igual que los usados con menor frecuencia, era muy complicado por ser casi intransitables, por su enrevesado recorrido.

De hecho, el mejor transporte, aunque sólo de mercancías, era el famoso cable, que unía el Puerto de Motril con Dúrcal y tenía un ramal en nuestro término municipal para recoger la producción de las cercanas minas de plomo.

Otro medios de comunicación, que a través del deficiente trazado de la carretera nos unía con la capital de la provincia, eran los primeros autobuses.

Estos servicios transportanban igualmente el correo que se expedía y llegaba hasta nosotros, pagándose el franqueo de cartas y envíos 30 céntimos, tanto en la Península, como a Marruecos o Tánger.

Mientras tanto, en pleno verano de 1.931, destaca la solicitud que se realiza para el envío de un tren de sondeo. Su misión: Tratar de conocer si puede ser realizable la obra del Pantano del Tajo de los Vados. Incluso se envían telegramas y cartas a los diputados a Cortes en Madrid para que agilicen un tema que se encuentra pendiente de unas obras que únicamente se pueden llevar a cabo durante el mes de Agosto, cuando el cauce del río no trae agua o es tan escasa, que permite la ejecución de los trabajos necesarios. Este hecho, que no llegará a culminarse , será un claro presagio de lo que posteriormente pretende ser, setenta años después la importante obre hidráulica que se realiza unso kilómetros más arriba en el mismo cauce de nuestro río Guadalfeo: La presa de Rules.

La llegada de la Guerra Civil Española a nuestras tierra, pasaje deplorable de nuestra historia nacional, hizo mella en nuestra vidas y pasó potambién por estas tierras, ahondándose la desgracia al  consolidarse en nuestro municipio el conocido como ``Frente de Vélez´´. Estos luctuosos se sucedieron, tanto por un bando como por el otro, con la consiguiente pérdida de vidas humanas, irrecuperables sin lugar a dudas.

Sin poderse comprar, pero igualmetne lamentable, fue la destrucción casi absoluta de nuestro Archivo Municipal, lo que ha supuesto para Vélez de Benaudalla un importante lazo roto con nuestro pasado que es digno de estudio y profundización.

No vamos ha entrar en hechos y situaciones que están demasiado recientes y que, debido precisamente al dolor que provocan en tantas familias, de una u otra manera, creemos que tiene que ser el tiempo el que actúe como mejor remedio. Posiblemente el distanciamiento que produce el paso de los años permitirá dentro de algún tiempo hacer un análisis pausado de todos los acontecimientos y donde, el rigor de la historia, permirtirá juzgarlos en toda su extensión.

La época de la posguerra y hasta lal llegada de la democracia a partir de 1.978, con nuestra Constitución, no difiere en nada al de los otros pueblos, donde el dominio de lso esquemas político-sociales, con estricta vigilancia de orden establecido, marcan una estrecha senda que hay que seguiry que mantiene la tradición de un pueblo dedicad  a una agricultura extensiva, dond elos cereales se han perdido casi en totalidad, quedando únicamente como recurso olivos, almendros y viñedos, junto a las pequeñas terrazas aluviales que junto al río comienzan a fomentar el cultivo de regadío.

No obstante todos los hechos anteriores producen una paulatina y profunda crisis socio-económica, dodne el paro y la falta de recursos mantiene una de las cotas de alta emigración y escaso desarollo económico local.

Las minas de nuestra zona, tanto las que hay en término de Vélez como las de Orgiva se ven progresivamente cerradas, debido a la falta de interés que presenta para la Compañía de Minas Peñarroya, actial propietaria de las mismas, el resultado obtenido. Todo ello queda inmerso en el conjunto de una política empresarial dirigida por la multinacinalidad que controla dicha compañía, la Banca Rostchild, que desea obtener beneficios empresariales claros.

Publicado en Vélez de Benaudalla el 11 Feb 2015