Historia de Vélez de Benaudalla III

La crisis económica y poblacional (II) en el siglo XIX.

Este municipio enclavado, como se ha comentado ya, en las últimas esyribaciones de la Alpujarra Granadina, junto a la ribera del río Guadalfeo, como paso obligado entre la Costa Granadina y la Capital del Reino, comienza a ser tenido en cuenta ante el aumento del movimiento existente, por lo que ha servido de salvaguarda y como punto estratégico en este recorrido bastante inhóspito y desagradable para los viajeros que, como nos cuenta Bernard Espinalt, corriendo el año de 1.804, el siguiente:

- Motril.

- BENAUDALA.

- Pinos del Valle. 

- Alhendín.

- Granada.

Vélez se encontraba así en un lugar privilegiado que le daba un movimiento de personas, animales y mercancías importante, aunque fuese de manera provisional, por ser una etapa más del recorrido. No obstante, no cabe duda, el hecho de que es considerado un paso imprescindible para cualquier movimiento que se quisiera desarrollar por esta orografía tan irregular, tanto por la protección que facilita ante los frecuentes actos de pillaje y bandolerismo como, posteriormente, con la llegada de los franceses, al considerarse punto estratégico y de fácil vigilancia de las rutas hacia la costa.

De heho, en circulares de la época, como la fechada el 13 de Abril de 1.809, se le considera como zono estratégica a considerar a la hora de la custodia de los movimientos de personas y enseres. El único inconveniente que se sigue encontrando es el hecho de no haber sido completada la carretera que une Granada con la costa, que pasa por nuestro término municipal, como eje fundamental de comunicaciones. Este hecho lo podemos constatar en un escrito enviado desde la ciudad de Granada denegando cierto dinero para concluir la misma que pide el Gobernador de Motril, a la sazón del alcalde de Vélez de Benaudalla, D. Joseph Juncar, pocos días antes del comienzo de nuestra Guerra de la Independencia contra los ejércitos napoleónicos.

A pesar de esta misiva, con el paréntesis de la cruenta guerra que siguió y de sus efectos posteriores, esta via de comunicación terrestre tendrá que esperar bastantes años, casi medio siglo como luego se verá los que dará lugar a un deterioro paulatino de la actividad de la actividad comercial hacia el interior desde nuestras costas, en detrimiento de poblaciones como Vélez de Benaudalla, donde buena parte de sus habitantes que se dedicaban a la arriería y carretería, tuvieron que dejar este tipo de actividades beneficiándose de ello poblaciones mejor comunicadas como Almería y Málaga.

Aunque a efectos administrativos dependía de Motril, por ser cabeza de partido, Vélez mantenía una estructura de gobierno local propia que le permitía solventar sus problemas internos si ntener que depender de las decisiones que, por la distancia y la burocracia, solían llegar tardíamente. Aunque cualquier decisión tomada tenía que transmitirse, inmediatamente, al Gobernador Político-Militar (Alcalde) de Motril, quien siempre tenía, juanto a los miembros de dicha municipalidad, la última palabra en cualquier asunto referente al gobierno de una población de la que figuraban como señores, ya que desde varios siglos atrás s habían aceptado los derechos de señorío que el Concejo de Motril poseía sobre las tierras de Vélez.

Ante esta dependencia legal y real, las actuaciones que se realizaban para la elección de Alcalde de Vélez se llevaban a cabo con un sorteo entre los miembros de Cabildo de Motril. Finalizado el año, se colocaban los distintos cargos a los que tenían derecho los capitulares de esta ciudad dentro de pequeñas bolas en un recipiente y cada uno de ellos extraía lo que le correspondía para el año siguiente. Así, estos nombramientos se concedían para el años siguiente a la elección. En nuestro caso, este sorteo se celebró el 31 de Diciembre de 1.788, para que se hiciese efectivo el nombramietneo en 1.789, salvo que existiese una destitución por parte del Municipio ante determinadas irregulares, abusos o desidias.Podemos destacar como muestra de estos hechos que, en 1.788, detentaba el gobierno de Vélez D. Ramón Antonio de Campos Campoy, siendo sustituido el día 3 de Enero de 1.789 por D. Christoval de Alcaraz, a quien le ``había tocado en suerte la vara de mando´´. Estos planteamientos daban lugar a una incertidumbre continuada y a un sentimiento de provisionalidad muy acusado que diluía la efectividad de las ordenes del gobierno. No obstante, se deben aquilatar estos aspectos ya que en cuestiones que afectaban a la administración local sí se tenía cierto margen en su desempeño, destacándose la existencia de distintos cargos y nombramietnos que se generan: Escribano, justicias, miembros del Cabildo, etc. De esta manera cada persona recibía el mandamiento y las ordenbes correspondientes que le obliga a desempeñar las funciones oportunas si no quieren incurrir en las responsabilidades que puedan emanar de su falta de diligencia en dichas actuaciones.

Por supuesto, en un lugar que tiene cierta importancia estratégica como es el caso, los abataresde la Guerra de la Independencia no pasarán de largo, sufriendo los inconvenientes de la misma, tanto las propias personas, como su vida y propiedades. Este hecho se constata en el gravamen económico que supone para las familias disponer de alojamiento y manutención de las tropas que residen en la villa dentro de sus propias casas.

Asi, por su parte, la realidad social que nos encontramos a comienzos de esta década, en 1.810, al repasar la relación de sus vecinos que aparece firmada por Antonio Trevilla Padilla a las autoridades sobre la situación de las vecindad de Vélez a partir del Padrón constisuido por los vecinos. Con estos antecedentes y considerando que a acada uno de estos vecinos se le puede atribuir una familia de cinco miembros, nos da un total estimado de 1.700 habitantes.

Según remite Antonio Trevilla Padilla a la autoridad competente ante la falta del único escribano existente en la villa, los habitantes enumerados anteriormente, considerados como cabezas de familia, se emplean en los siguientes oficios:

- 57 labradores temporeros.

- 63 panaderos.

- 46 arrieros.

- 125 pobres jornaleros.

-. 40 pobres de solemnidad.

Advertimos que en esta ocasión no aparece una división clara de los diversos oficios que agrupaban cada uno de los grupos profesionales, quizá una mayor celeridad en el recuento por la notable brevedad que supone la generalización resultante. Imaginamos que dentro del apartado de panaderos se incluiirá la gente dedicada a la obtención de harinas; al igual que el oficio de labrador temporero ocultaba paralelamente otros ejercicios profesionales reconocidos con anterioridad y que difícilmente podía haber desaparecido en tan corto espacio de tiempo (carpintero, sastre, herrador, cirujano, alguacil, tabernero, tendero, estanquero,etc.) En semejante situación no encontraremos con esos 125 jornaleros, donde albañiles, alpargateros, barbero, carbonero, jabonero, badeadores del río y otros oficios no quedaban reflejados a pesar de continuar siendo necesarios para el normal funcionamiento de la vida cotidiana de esta localidad con sus propias características, que debía rondar los 1.500 habitantes. Una situación real, que no queda reflejada, es la posible dedicación de las mujeres a algunos de estos oficios,c omo tendero, jabonero, alpargatero, estanquero, etc. que por considerarse negocios familiares, no quedaban incluidos dentro de las listas de profesionales; aunque también puede suceder que se oculten para evitar los impuestos correspondientes en una época de guerra donde se procuraba extraer cualquier tributo para los continuos gastos que ocasionaba este conflicto armado extendido por nuestra nación.

La lamentable situación en la que se encuentran los habitantes locales que, a su dificil existencia y los impedimentos que tienen que padecer diariamente para subsistir por la pobreza en la que se encuentran, hay que añadir el hallarse inmersos directamente en las acciones que se desarrollan en la zona a favor y/o en contra de los franceses. Por ello, una guarnición se instala en el torreón que domina la misma, lo que, a la larga perjudicará su integridad física como fortaleza y acentuará la ruina de la misma como tal. Si bien no tienen noticias de que existiesen enfrentamientos entre ocupantes y ocupados dignos de destacar, lo cierto es que la precaria situación económica que se ha observado en las líneas precedentes se verá aumentada por los impuestos y obligaciones que demandan las nuevas autoridades para el mantenimiento de esta tropa extranjera.

En la vida y en la economía de la localidad, tienen las tres ocupaciones más relevantes que se han destacado:

a) La agricultura.

Que mantiene ocupada a más de la mitad de la población activa, aunque se sustenta en gran medida en el trabajo estacional de los peones agrícolas. De hecho, se hace notar el carácter temporal en el empleo de los labradores por la irregularidad de sus ingresos que determina un modo de vida y cuya labor se desarrolla principalmente en gran número de terrenos dedicados a cultivos de secano, muchos de difícil acceso y cultivo por las formas de relieve agrestes que rodean el término municipal.

No olvidemos tampoco a ese elevado número de jornaleros, casi la tercera parte de los vecinos existentes, que dependen de las peonadas que les permiten dar las necesidades de los propietarios o los arrendadores de estas tierras.

Sin embargo, en muchas ocasiones se tendrán que trasladar a las ricas tierras de las desembocadura del rio Guadalfeo, para participar en la recolección del algodón, cultivo muy extendido por los excelentes beneficios que daba en aquellos años ante el deterioro de la caña de azúcar. Esto les permitía, si conseguían dicho trabajo, equilibrar el bajo nivel de ingresos que se producían en estas humildes familias. Pero como veremos posteriormente, la consecución de este trabajo no llegaba a ser una cosa fácil y accesible para todos los habitantes del término municipal.

b) La industria harinera y panificadora.

Que entre ambas ramas mantiene a algo más de la quinta parte de los trabajadores locales. Así, panaderos y harineros locales convierten a este municipio en un importante centro de transformación de los cereales que se producen en la zona, al concentrar la ayuda de las aguas del río Guadalfeo la produciión de distintos tipos de harinas a partir del trigo, maíz y centeno que les llegan desde los compos próximos, e incluso, desde otras localidades. Paralelamente esta actividad conlleva un importante tráfico comercial, tanto hacia Vélez, como desde ésta hacia las localidades próximas, a traves de los arrieros.

c) La arriería.

Como apoyo a las dos acciones anteriores,encuentra uno de sus momentos de mayor explendor, dada la necesidad acuciante de agricultores, molinerosm harineros y panaderos de transportar sus productos hasta las poblaciones vecinas de la comarca. No obstante, se mantiene como un negocio muy extendido, sin grandes concentraciones de animales, a niveles familiares, dado que mulos y burros es un material imprescindible para las labores agrícolas.

Por el contrario, esta necesidad y abundancia de mulos se ve contrastada por la ausencia de ganado caballar, que es absoluta en nuestro municipio a comienzos del siglo XIX, lo que da una clara idea de hasta qué punto se había consolidado esta actividad.

Este período de prosperidad para el sector harinero y panificador se verá mermado, sensiblemente, a medida que avance el período de guerra en el que está envuelto el país, ya que el aumento de impuestos para mantener a las tropas francesas asentadas en estas tierras, supone unas cargas impositivas que son difíciles de soportar y que, junto a los malos resultados de la producción de las tierras, van a dar lugar a momentos de escasez y penuria que, por supuesto, tendrán que soportar kis más indefensos económicamente.

Dicha situación, de escasez de cerales ha sido generalizada desde comienzas del presente siglo, sobre todo en zonas como Motril que carecen de abastecimiento propio de estos productos agrícolas, mientras que Vélez se a mantenido resguardado de esa situación por su proximidad y relación con la ``Cuesta de la Cebada´´ y otras razones que necesariamente tenían que llevar sus cereales a nuestros molinos. No obstante, incluso en nuestra población se ven mermadas las existencias ante esta crisi generalizada en le sector por las malas cosechas que se van sucediendo.

Estas dos principales actividades económicas desarrolladas por los vecinos de Vélez nos llevan a destacar la situación que presentan esos 40 vecinos a quienes se cataloga como pobres de solemnidad, ya que no se han conseguido encontrar, por el momento, otros datos que maticen esta etiqueta de indigencia. Es, a nuestro parecer, un número excesivo que, probablemente concentraría sus recursos en trabajos eventuales en el campo y sacarían algún producto de la beneficiencia local.

También hay que considerar que, en momentos tan difíciles por los que estaba pasando nuestro país, donde la falta de subsistencias por los escasos frutos de las cosechas de aquellos años, produce, indiscutiblemente, una falta de trabajo, en el único sector de amplia implantación en la época: la agricultura. No olvidemos que la demanda de mano de obra de la cercana desembocadura del Guadalfeo era incapaz de asimilar, como indica el padrón de esta villa, este pequeño numero de vecinos que en principio, tampoco encontraban el sustento en los campos próximos. Y donde hay trabajo hasta para mujeres y niños. Desgraciadamente este hecho duró apenas unos años, al decaer los resultados económicos del ramo algodonero. 

Como desconcertante se puede considerar la falta de cualquier referencia a ocupaciones enmarcadas en el sector servicios, que quedan eliminadaos de esta relación emitida en la época, ya que algunos de estos eran mencionados, como vimos en el catastro que se realizó a mediados del siglo pasado; quizás pro ser actividades secundarias que conlleven un cargo honorífico más que un rendimiento económico. Este más bien proviene del trabajo que desarrollan en las tierras que les rodean, o de la labor que les permite desplegar la existencia de los cercanos molinos.

Ejemplo destacado de ello es el nombramiento que se había hecho, cuatro mese antes, de oficiales y suboficiales de las denominadas Milicias Honradas, tropas de civiles formadas a partir de las personas que daban cierta confianza a las autoridades existentes en aquellos momentos puntuales de necesidad dejando sus trabajos habituales para acudir a las llamadas que les hacían ante situaciones difíciles o ausencia de tropas. Se debe señalar que estos nombramientos llevaban emparejada la búsqueda del mantenimiento personal de todos los aspectos, incluyendo el arma qye portaban, que tienen que conseguir por sus propios medios ante la imposibilidad de dárselo de manera oficial por no haber suficientes.

Por lo demás, solamente destacar una ligera referencia a la existencia de un escribano enla localidad pero, bien por no residir en la población. bien por haber huido de los franceses, no se encuentra incluido en el mencionado padrón detallado anteriormente.

Igualmente, el conocimiento por otra documentación de la existencia de diversos empleos y nombramientos, que no quedan reflejados como dato fundamental para la anotación de los oficios que poseen los habitantes de esta comunidad viene a sugerir que a los mismos fuesen honoríficos y, qunque implicase en momentos puntuales una actividad concreta, no suponían la receción de una compensación económica, como máximo algún trato de favor o consideración con respecto a los demás convecinos.

No obstante, este período de Guerra contra los franceses que se saldará con la victoria de los españoles, nos dejará una huella de destrucción, tanto en las construcciones, ejemplo de nuestro castillo, como en las personas, algunas de las cuales desaparecerán por hechos de guerra; aunque dejan al menos la alegría de que in noble grupo de convecinos ha conseguido salvar su vida y regresar a sus hogares. 

Se debe reseñar que buena parte de las actividades desarrolladas por los vecinos de Vélez en aquellos años, simplemente se basaron en el mantenimiento de pequeñas partidas de voluntarios, muy móviles, que en grupos reducidos atacaban y se retiraban hacia las zonas más agrestes de Sierra Lújar y Almijara.

Se encuadraban para ello dentro de las partidas que el famoso Alcalde de Otívar tenía repartidas por todaesta zona, ya que ``no se podía esperar que los vecinos sin armas y sin un ejército bien pertrechado puediesen defender, por sí solos, sus poblaciones´´, ante lo que tenían que buscar otra forma para poder hacer frente a un ejército bien organizado como era el francés.

La evolución de la vida a lo largo del siglo XIX no pasa de ser, fuera de estos sucesos previos que marcaron la vivencia de todo el país en general, relajada y tranquila, con la escasa evolución de un pueblo dedicado a la agricultura, casi exclusivamente de secano, y que aún mantienen su dependencia del Ayuntamiento de Motril.

Aunque esta sujección no será única, ya que el Convento de las Victoria de Motril, actualmente de los Padres Agustinos, recibe 9.000 reales anuales producto de los numerosos censosque tenía en diversaspoblaciones, entre ellas, Vélez de Benaudalla. Incluso el cercano Cortijo de la Bernardilla, que tantos probemas de jurisdicción trajo a finales del sisiglo XV entre el Alcaide de Salobreña y el Señor de Vélez, se encuentra arrendado por este mismo convento por un montante de 5.806 reales que pasan a fondos de dicha institución religiosa.

Realmente las confrontaciones y luchas que suceden a nivel nacional  no tienen resonancia en unas tierras donde apenas llega el trabajo para mantener los niveles mínimos de subsistencia.

Esta situación que se une a las diversas situaciones de catástrofe provocadas por las numerosas epidemias de peste y fiebre amarilla que hiceron acto de presencia en diveross años, porvocan cierto ambiente de desaliento y apatía por parte de los vecinos.

Así como el cólera de 1.834, que tubo dos focos importantes en nuestra zona, Motril y Órgiva, además de estar considerada como una enfermedad catastrófica, acrecentó si cabe, aún más la crisis social en la que vivíamos, al ser nuestra tierra paso obligado de las gentes de una y otra localidad.

Aunque no se tienen datos exactos de las defunciones en  nuestra localidad lo cierto es que también se vió afectada, ya que entre el invierno y la primavera se extendio por toda la zona.

No es extraño, ante esta imagenque se ofrece de aquellos años, la exigencia mantenida de ir provistos de los correspondientes pasaportes y visados para poder circular por los caminos y veredas del municipio, al igual que en el resto del país, tanto con objeto de poner el máximo cuidado en la epansión de epidemias y enfermedades contagiosas, como de impedir el movimiento de personas cuyas acciones estaban de lleno en la ilegalidad, tanto en lo que se refiere a contrabando o comercio ilegal, como otras actividades delictivas de mayor gravedad.

Ese mismo año, para compensar un tanto los desastresque sufrimos se nos ofrece una buena noticia, con el Decreto de estructuración provincial y municipal que establece la consideración de municipio de nuestra antigua villa, concluyendo pocos años después las cuestiones de herencia de este señorío al desaparecer como tal, aunque será cuestión que perdurará hasta ya entrada la segunda mitad de siglo.

Nuestra villa, como tantas otras que se encuentran en lugares estratégicos en el movimiento de personas y mercancías hacia el interior de la Península desde las playas de nuestro mar Nediterráneo, se halla inmersa en situaciones de hábitos de contrabando. Existen muchos casos en cuanto a las a actividades ilícitasde estas personas que aprovechan esta abrupta geografía para introducir y comerciar con diversos objetos y productos.

También afectaron a esta localidad los terremotos que se sucedieron entre los meses de Diciembre de 1.884 y Enero de 1.885, como en todas las del contorno, aunque en menor medida que en otros lugares, que fueron prácticamente destruidos. Hay que tener en cuenta que los terremotos se sucedieron por espacio de varios días, sintiéndose así estas sacudidas con mayor o menor intensidad tres o cuatro veces al día.

Aunque la verdad es que Vélez fue una de las menos castigadas, ya que tan sólo nos encontramos con tres casas hundidas, y las demás ``denunciadas y resentidas´´, sin tenerse constancia de daños personales, a diferencia de otros pueblo de la zona. Además, no debieron de sentirse con gran intensidad ya que no a quedado constancia del temor de la gente durmiendo en la calle, como sucedió en Motril, Salobreña, Almuñecar, Lújar, Guájares, Lentejí, etc., donde sí hubo mayores desperfectos y la población temerosa dormía al raso, lo que complicó la situación por la época del año en la que se encontraban, con enfriamientosy pulmonías.Así podemos hablar que haciendo una evaluación sobre los daños humanos de estos terremotos, fueron más las defunciones por el pánico de la gente y la falta de medios sanitarios para curar estas enfermedades, que la propia acción de los terremotos en sí, que apenas produjo defunciones.

Por otra parte, no se podía tampoco esperar mucha más ayuda en lo que se refiere a la intervención sanitaria, ya que el hospital más cercano, el de Santa Ana de Motril disponía de unas escasas 20 camas por aquel entonces,que pretencía cubrir las necesidades locales, y que no disponía tan siquiera de médico, ya que el mismo sólamente iba en horas reglamentarias de visita, o bien, si se requería su presencia por parte del ``practicante de guardia´´.

Esta situación de abandono, contrastaba con el ``menú´´ que se establecía para los enfermos, que dado el nivel de vida de la época, era una alimentación a le que muchas personas no podían aspirar en sus hogares. No olvidemos los diversos períodos en que la falta de subsistencias, desde el simple trigo para amasar pan hasta diversos frutos de los campos cercanos, daba origen a una escasez que alcanzaba incluso mesas de familias con cierta relevancia social; por lo que no es extraño que les resultaran verdaderos banquetes a lo pacientes.

A pesar de lo anterior, se mantenía la amenaza de ``arresto´´ para las personas que les sorependiese introduciendo comida, además de la obligación que existía de tomarse las emdicinas recetadas y necesitar el alta medica para salir.

Las visitas a esta institución, mucho más restringidas que en la actualidad, exclusivamente se podían hacer los jueves y domingos entre las 13:00 y las 15:00 horas. Esto erá más que razonable si tenemos en cuenta que muchos de los casos que se trataban eran contagiosos, por lo que se comprende la rectitud de estas medidas y la peligrosidad existente ante su transgresión.

No obstante escasos eran los enfermos que se acercaban a este hospital, a pesar de que la primera regla para los empleados del mismo era: `` Cuidar con afabilidad y cariño a los enfermos´´. 

Dejando a un lado las cuestiones de cuidado y atención sanitaria a los enfermos como labor a desarrollar por el escaso personal sanitario existente, aunque emparejadas con ellas, no debemos olvidar el contexto general en el que nos hallamos a efectos urbanísticos y de equipamientos públicos de casas y calles. Dichos viales públicos, sin ningún tipo de cemento o piedra, son verdaderos barrizales, su llueve, o almacenes de polvo y desperdicios si esto no ocurre. Por supuesto, no existía todavía ningún tipo de alcantarillado, con el consecuente abandono y dejadez en lo que se refiere a la sanidad comunitaria; no red de agua potable, por lo que la provisión de agua se hacía personalmente por cada vecino, de las diversas fuentes que existían, o através de los servicios de los ``aguadores´´, que ofrecían su preciosa carga. Este era un hecho corriente hasta no hace tantos años en todos los municipios, ya que la falta de agua corriente tenía que ser cubierta.

Esta sociedad anclada todavía en el pasado pero que comienza a observar los cambios económicos y sociales de finales de siglo, redescubre la actividad minera como un elemento económico que puede generar amplios beneficios en un moemtno de escasez y deterioro en las labores agrarias existentes. Así, la minería, si bien se desarrollará con mucha más fuerza a lo largo de la primera mitad del siglo XX, mantiene ya unos notables niveles de productividad a finales del siglo XIX, vislumbrándose el futuro que tendrán en manos de grandes propietarios de la zona, principalmente de Motril, Granada y Málaga.

De hecho se hace constar con fecha de 1.897, en un balance presentado que la principal fábrica de fundición, conocida como Virgen de la Cabeza, importa un activo de 500 pesetas, al que acompaña un almacén con un valor de 3.721,72 pesetas.

La sociedad que mantiene esta actividad se sustenta entre tres personas personas reconocidas por sus propiedades en las provincias de Granada y Málaga: D. Ricardo Burgos y Careaga, D. José Burgos y Real, tío del anterior; y D. Matías Juan Huelín y Repig, propietario malagueño. La misma complementa esta actuación en Vélez con otra fábrica de concentración de plomos con varios hornos de calcinación reducción y fundición de minerales, con una cerca para depósito de carbón, situada eb ek barrio de la Esparraguera en Motril.

Con esta situación, que ofrece una coyuntura positiva para las aspiraciones de mejora de nuestro municipio y sus gentes, tanto grandes propietarios como humildes trabajadores, finaliza prácticamente este siglo para dejarle al siglo XX las bases del desarrollo y evolución de nuestra llocalidad hacia la modernidad y el progreso, lo cual traerá nuevas erspectivas de independencia que en 1.889 se dejan dibujadas por la renovación de mojones entre los términos municipales de la zona, base inical de lo que será nuestra autonomía como concejo municipal a todos los efectos. Para esta actuación se reunen el día 10 de Octubre a las ocho de la mañana en el lugar conocido como Loma Alta, en el lugar de Lagos.

Esta operación de deslinde y amojonamiento se prolongará a lo largo de cinco días, entre el día 10 y el 14 de Octubre: y servirá para delimitar los términos de cada uno de los dos municipios con respecto al otro, tal y como los conocemos en la actualidad. Poco tiempo después, nos encontraremos con la completa independencia como núcleo ppblacional, preparando el camino de lo que será nuestra historia más reciente.

 

Publicado en Vélez de Benaudalla el 22 Ene 2015